viernes, 30 de marzo de 2012

Hoy he decidido salvar vidas (y no me han dejado...)

Vayamos por partes.

El miércoles jugaban los CHUpermen, el equipo de rugby del hospital, contra los Wallabus, equipo formado por los conductores de tram. Como Seb es el medio entrenador, nos animo a ir, y Alice y yo nos apuntamos. Después de un duro entreno al sol, pusimos rumbo a Haut-Levêque para ver el partido.


Entre tanto hombre, éramos las únicas chicas, teniendo en cuenta que las gradas no estaban muy concurridas y las copábamos enteras. Buen partido pese a la derrota, y por mucho que se piquen seguiré prefiriendo el fútbol al rugby, deporte al que no le acabo de ver el sentido... Demasiados golpes para mi gusto...

Igual perdieron el partido, pero ganaron con el appéro post-encuentro. El ser las únicas chicas nos situó en una situación privilegiada: nos llegaban botellines de cerveza por todas partes. Bebimos tanto que, obligadas, nos quedamos a comer con ellos. ¡Y vaya comida! Nos pusimos hasta arriba, con muy buen ambiente y muchas risas.

Eso sí, éramos intrusas en una noche de hombres, y creedme cuando os digo que ahora entiendo porque hay tantas mujeres que desconfían de sus maridos...



El jueves doble plan: cena con las del equipo y Gala Staps (INEF). Fuimos a cenar a un restaurante africano que está genial. Se encuadra en el famoso dicho "Bueno, bonito, barato", y solo por el hecho de que te reciben con una botella de Negrita de un litro (incluida en el precio del menú) en la mesa ya merece la pena. Entrantes variados, pollo al coco y fruta de postre.

Después de animar con cánticos el ambiente callejero, un tipo kurdo muy simpático y con verdaderas convicciones nos paró y nos invitó a una ronda de cervezas. Insistió en que éramos como hijas para él, y que nos invitaba porque sabía que los estudiantes no teníamos dinero. Un hombre sabio. Por miedo a perder el tram y porque el tío ya estaba pecando de pesado, nos fuimos rumbo a la gala.

Para variar, la fiesta era en los quais, en medio de la nada, y pese a ser una fiesta de deportistas, los cuerpazos brillaban por su ausencia. Copa incluida en la entrada (bueno, más bien vasito con hielo tritutado y muy cargado), la noche no dió mucho de si. Más bien reinaron el surrealismo, las hormonas, las sorpresas y las peleas de gatas. Vuelta a casa en el tram mucho más tranquila que la otra vez y a la cama, que el viernes hay que ir a trabajar.



Después de un duro día combatiendo el sueño, he decidido pasar por los puestos que han colocado al lado de mi casa para donar sangre y una vez más me han echado para atrás por culpa de mi hemoglobina. No hay manera de que se estabilice...Así que nada, mientras llegan los resultados habrá que esperar que no se posponga mucho.


XOXO

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