domingo, 18 de marzo de 2012

Verde que te quiero verde

A falta de azúcar, mi postre de ayer se convirtió en fresas con nutella que compartí encantada con Elena y con Lara. Después de este momento de felicidad, nos fuimos las tres a ver pisos, si es que lo que vimos se puede llamar así.

Piso nº1: parte trasera de una antigua panadería. El baño estaba en la habitación del dueño y el retrete en el patio exterior. La habitación que se alquilaba estaba en un sótano, y por lo tanto, no tenía ventanas. Un lujo vamos. Por salvar algo, Nicolas no estaba nada mal…
Piso nº2: enfrente del Jardin Public, piso de alemanes e italianos con pinta de “colgaos”, habitación abuardillada, sin cama, suelo desnivelado…

Para celebrar nuestro éxito, Marc, un amigo de Lara, nos invitó a ver el fútbol. Un partidazo vamos; Girondins-Ajaccio (corsos para más información). Estábamos casi a pie de campo, lugar estratégico para recibir un balonazo. Delante nuestro había dos chicos y en el descanso uno de ellos se gira y nos dice “¿Sois españolas?”. Resulta que era un barcelonés que está aquí de intercambio. El partido no fue demasiado emocionante la verdad. Al final 1-1, con gol del Ajaccio en el descuento. Pero bueno, un plan diferente para un día que amenazaba tormenta y que sabe a menta.

Supporters du Girondins

 Del fútbol a la cerveza. Era St Patrick’s day y había que celebrarlo. Conseguimos el gorro típico nada más entrar: nos cayó en las manos como quien dice. Cervecita y luego vino barato de Epicerie para compensar los 6 euros de la pinta. Fuimos al piso de un amigo de Marc (¿Antoine?) y eso era el cuartel general de la cuadrilla. La mesa llena de botellines de cerveza, botellas de whisky que se abrían una tras otra, baño de bar… Nosotras nos acomodamos en el sofá y de ahí no nos movieron. La timidité no tardó en hundirse en alcohol y los amigos venían a chapurrear español. Otros simplemente a decirte que no tenían ni la más mínima idea. ¡Soirée francesa improvisada en un momento!



















A las 12, cual Cenicientas, nos fuimos para llegar a los bares antes del cierre. Una mítica de Dickens, donde corría cerveza verde. Nos despedimos de Marc, él procedió a un largo besamanos digno del alcohol que llevaba en sangre y cada mochuelo a su olivo.

XOXO

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