domingo, 18 de marzo de 2012

París - día 2

Segundo día. las trabajadoras se van al hospital y la turista a lo suyo, que es turistear. Así que puse rumbo al Louvre para culturizarme. Llegar fue una odisea fantástica. Salir del metro de Les Invalides y ver la Tour Eiffel a lo lejos, no puede más que alegrarte el resto del día. Al preguntar por el Louvre, nadie me supo indicar el camino, así que emprendí la marcha. Me metí en el Jardin del Tuileries, me topé con el puente de los candados, me mandaron al musée d'Orsay y por fin, vislumbré la pirámide de cristal.

Paseo muy interesante en el que descubrí una pasión: la escultura. A pesar de que, por ser de visita obligada, me acerqué a ver la Gioconda y la Venus de Milo, la verdad es que no me transmiten mucho. Igual es porque al haber tanta gente casi ni puedes disfrutar de ellas. Me gusta pararme y observar los pequeños detalles que marcan la diferencia y no me dejan salir de mi asombro.


Me paseé por el Antiguo Egipto, que se queda corto después de haber visitado las pirámides y ya me vino a buscar mi anfitriona.



Descubrimos que los asiáticos son los mejores fotógrafos que puedes encontrar por la calle, así que a partir de este momento todas nuestras fotos las sacaron chinos, japos, coreanos...

Cruzamos el Sena, pasamos por Nôtre-Dame y nos fuimos a comer al Quartier Latin. Encontramos un sitio genial, un chalet de madera que te transladaba a la montaña y con un menú abundante y barato. Le chalet de St Michel creo que se llamaba, en rue de l'Harpe.

Foto de rigor en Hôtel de ville y rumbo al Pompidou, mi lugar de peregrinación cuando voy a París por ser la catedral de las postales. Después de pasar un buen rato decidiendo cuáles se vendrían conmigo, y de pecar en la zona de libretas, nos fuimos cargadas a proseguir con nuestra visita.


Nueva colección 2012
De ahí, rumbo a Opéra, donde nos encontramos con Almu, una amiga de Andrea. Después de charlar un rato con ella y de sacarme la foto con la Rue de la Paix en honor a esa tarde de Monopoly, aprovechamos la luz para plasmar la Tour Eiffel al atardecer.

Propiedad de Manu



Hicimos algo de tiempo por Champs Elysées y entramos en calor con un Capuccino rico rico y directas al musical de Michael Jackson. Más que un musical, yo diría que son los de Fama bailando las canciones de Michael Jackson. Y qué razón tenía. Resulta que la compañía de baile era española y que estaban... ¡Yure y Alex! Al acabar el concierto nos salió la vena groupie pero no pudimos ver a nadie...

En el metro de vuelta, un tío muy borracho no paraba de cantar mientras todo el vagón le miraba. Resulta que era un Happy birthday totalmente arrítmico. El amigo practicó español con nosotras y el borracho no dejaba de cantar. ¡Qué risa!

Nos tomamos una cervecita por ahí con Silvi y pronto a casa, que nos esperaba un duro sábado parisino...

XOXO

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