martes, 20 de marzo de 2012

París- días 4 y 5 (colaboradora de lujo)


Qué duro es levantarse un domingo después de haber estado de fiesta con nuestro amigo Quique!! A pesar de todo, conseguimos ponernos en marcha a midi. Después de un “brunch” casero, salimos de casa para culturizarnos un pelín más. Nuestra primera visita: el instituto árabe. No sé si fue porque empezamos a ver el museo por el final o por nuestro estado, pero se puede decir que nos pareció… ¿poca cosa? Eso sí, disfrutamos de su magnífica arquitectura y su novedoso sistema para mantener la misma cantidad de luz dentro del museo, sea un día soleado, nublado, verano o invierno… así son los árabes!!



Después de nuestra visita fallida a la exposición de Tim Burton, decidimos dar un paseo por los puentes de París. Si hay algo que me encanta de esta ciudad es la cantidad de sorpresas extravagantes que te encuentras: ¡una casa okupa hecha museo! Me encanta ese arte. He decidido que cuando tenga hijos, les voy a dar un rotulador y dejar que expresen su libre imaginación en las paredes de casa. Sí, decidido.




Aprovechamos la poca luz que queda ahora en París a eso de las 6 de la tarde para fotografiar, cual postal del Beaubourg, las orillas del Sena. Y luego, como buenas gabachas que somos, cenamos a hora muuuuy francesa un crêpe en una de las mejores creperías de la ciudad: Au petit grec. ¿Nosotras comiendo? Esto es nuevo…


No hay mejor manera de acabar el día que paseando por uno de los lugares mejor iluminados del mundo, casi igual que la plaza mayor de Salamanca. Respirar la tranquilidad de la plaza del Louvre, después de lo ajetreada que está durante todo el día, no tiene precio. Es uno de esos pequeños placeres de la vida que vas aprendiendo a medida que te haces mayor. Disfrutar del instante es lo importante.



Y como vivimos al límite, al llegar a casa decidimos que el lunes iba a pedir un día de vacaciones. Así somos. Cómo iba a dejar sola a mi Gagu!! =)



El lunes... Normalmente odio los domingos, pero esta vez se puede decir que el lunes ha ocupado su lugar. Ya me levanté pensando en la “visita” a la estación. Ese olor a maletas y hastaluegos no me gusta ni un pelo. A pesar de todo, intenté camuflar mi preocupación durante todo el día. Hicimos un turismo un poco especial. Nos atrevimos a ir al cementerio de Père Lachaise para ver a Jim Morrison, Edith Piaf, Chopin… 

Jim Morrison

Conseguimos entrar en la exposición de Tim Burton después de una hora de cola, pero mereció la pena. Acabamos nuestro WE con una visita a los jardines de Luxembrgo, con un delicioso café y un par de muffins. Disfrutando del sol en manga corta, estuvimos filosofeando de la vida.


Y por último la despedida y la timada. Bueno, en realidad, como buena fan de Amélie, fue un monumental error no darme cuenta de que eso podía pasar. El fotomatón se trago 5 pavos y nos quedamos sin fotos. El reparador tendrá que ir a sacarse una foto más que irá a parar al álbum de Nino Quincampoix. Pero bueno, así hemos dejado algo pendiente en París... ¡Habrá que repetir!

Las estaciones como ya he dicho antes no me gustan mucho. Es verdad que me producen una sensación agridulce. Por una parte me parecen uno de los lugares más románticos de una ciudad, guardan algo de nostalgia, alegría de ver esa “mirada conocida” buscándote entre la multitud, tristeza y lágrimas por la distancia que ponen entre dos personas, y son asquerosas cuando están llenas de palomas. Tras los 5 minutos más largos de estos días, los de la despedida, el tren con destino a Bordeaux se alejaba. Otra vez de vuelta a la rutina pero con las pilas cargadas y energía superpositiva!! Espero coger pronto ese mismo tren y repetir nuevas aventurillas con mi sister preferida. =)

Sans toi, les émotions d’aujourd’hui ne seront que la peau morte des émotions d’autrefois.

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