jueves, 19 de abril de 2012

Bailando, me paso el día bailando...

Después de un domingo de resaca y partida de dados, la semana empezó con croquetada y gnocchis caseros en el Village. Toda la tarde tuvimos a la gente entre fogones para deleitarnos con una cena de infarto. No me voy a llevar méritos, mi única función fue rallar pan (método clásico con el mini-desodorante antivioladores, para vernos...) y buscar algún plan para hacer este finde, pero el tiempo nos quiere retener en Bordeaux.  La cena, como ya he dicho, deliciosa. Croquetas de pollo, croquetas de queso, gnocchis caseros y guacamole con nachos. Cuidando la linea en plena operación biquini.

Martes = noche de Champions, Bayern de Munich-Real Madrid. Empezamos un poco antes de cerveceo bajo el diluvio universal de Victoire y luego fuimos a ver el partido a la peña madridista. Cual cine, la sala estaba habilitada con una pantalla gigante y en la oscuridad, para mejor visión de lo que todos esperábamos que fuese un gran partido. Al final 2-1, podría haber sido peor!!

Miércoles = noche de salsa. Si, si, habéis leído bien. Tras el intento fallido de ir a entrenar, descubrí el Mezzo di Pasta con Jon y con Salva (riquísimo!!) y después, mientras esperábamos a Lara, conversamos un ratillo con un vagabundo turco que es capaz de reconocer a un español cuando dice un simple NO.

El Cubanito nos abrió sus puertas. Primero clase para principiantes, con demostración de los pasos base. A la hora de ponerse por parejas, me dejaron solita y un hombrecillo muy simpático acudió a mi rescate. Entre conversación y vueltas, creo que conseguimos sacar el famoso "Dile que si, chuflé, dile que no". Momento de descanso, que aproveché para que Alex me enseñara el chuflé doble.

Empezó el nivel intermedio, intenté quedarme al margen, pero un señor que tenia ganas de baile me cogió por banda y ahí que fuimos a seguir bailando. Este se las daba de que sabia, pero estaba mas o menos como yo. hasta que cambiamos de pareja de nuevo, encontré a un cavalier que llevaba un mes yendo a clases, y por fin encontré el ritmo. Al principio me costó un poco, pero después de unos cuantos "setentas", se convirtió en un no parar. Lo mejor de todo eran mis pintas: chándal y camiseta erasmus.

Entre el calor que hacía en el sótano aquel y tanto meneo del esqueleto, una pausa se hizo necesaria. Forzamos un poquillo más, conseguí hacer con Jon el chuflé y a casita a pegarse una buena ducha fresquita.


(Actualización hospitalaria, para aprovechar un poco mis tardes improductivas)


XOXO

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