miércoles, 16 de mayo de 2012

Trento --> Bordeaux

Bajar a buscar a Bea a Quinconces para llevarla a Pessac a jugar al frisbi, ¡qué mejor comienzo de finde con visita!

Aprovechando el tram para ponernos un poco a día, llegamos, calentamos un poco motores y flipamos con la técnica de Aracil. ¡Eres una máquina! ;) Un perrillo se acercó a jugar con nosotros mientras la dueña se partía al lado. Leire estaba encantada. Los demás no me atrevería a decir lo mismo. Después de cenar Chez Muriel, nos fuimos de vinitos al más puro estilo bordelés y a las dos a casa, que nos esperaba un largo día de turismo el sábado.

Para no perder la costumbre, amaneció el día nublado y transcurrió pasado por agua. Así que de nuevo turismo con paraguas.
Victoire

Turismo gastronómico

Va a ser que estoy gafada... Por la noche, ¡fiesta! Empezamos en casa de María Isabel y para despedir a las chicas por todo lo alto, nos encaminamos al City Club.


El responsable todo el rato detrás nuestro, que si la ropa no la podéis dejar ahí, que si el ropero, que si no sé qué... Nos amargó un poco la noche, y nos fuimos sabiendo que al día siguiente nos tocaba madrugón de los buenos. Marina les dejó un regalito en el baño, para que quedara constancia de que así no se puede tratar a nadie...


Domingo: puertas abiertas de St Emilion. Habíamos quedado en la estación con el trío calavera, pero tuvieron tan mala suerte que cuando llegaron ya nos les dejaron comprar los billetes (después recibirían una pequeña compensación...)

St Emilion muy bonito, pero la jornada de puertas abiertas un poco desastre. Los autobuses no salían cuando ponía, por un momento pensamos que teníamos que pasar la noche en un viñedo en medio de la nada... Y como no, en compañía de la lluvia, fiel compañera de viaje allá a donde vaya. La excursión fue cuando menos curiosa.




Coincidimos en nuestra primera parada con dos secretarias españolas de la universidad de Navarra que no podían estar más colgadas. Con un par de degustaciones, el vino ya se les había subido a la cabeza.



Como nos habían abandonado en esta bonita casa de vinos, ellas se fueron en el coche con unas francesas, cosa que deberíamos haber hecho nosotras para no perdernos la visita a las catacumbas... Por suerte, los de la oficina de turismo eran muy simpáticos y nos devolvieron el dinero de las entradas.

Nos volvimos de gratis a Bordeaux, a seguir con el turismo y a aprovechar que la lluvia nos había dado un respiro. Cenamos vietnamita en el Miroir, Bea me explicó las razones físicas del reflejo perfecto de la place de la Bourse y tras otro paseillo por las calles de Bordeaux, nos fuimos a casa.




El lunes fue el día desastre por excelencia. Fuimos al Jardin Public: cerrado. Fuimos a la torre de Pey Berland: cerrada. Intentamos subir a la torre de St Michel: cerrada. Quisimos comer en la Fromentine: no aceptaba a nadie más a las 12:45. Así que nada, de paseo otra vez, comimos en la crepería y llegó la hora de la despedida.

¡Nos vemos en Salamanca! =)

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